lunes, 10 de mayo de 2010

Religión Mapuche

El mapuche ha basado durante miles de años su existencia en medio de la creación de Dios (naturaleza) y su adaptación a ella como parte integrante, y por ello que es inevitable y necesario que todo su quehacer doméstico y social lo realice comprometido con su creencia religiosa.

El mapuche ha sido desde siempre un pueblo monoteísta, con una divinidad (ser espiritual superior) que ha creado a la naturaleza y dentro de ella al hombre mapuche dotados de alma (am) y espíritu (püllü). Cada elemento o ser de la naturaleza posee un dueño o protector (Ngen),

No adora, a la usanza de otros pueblos, a una imagen ni a persona (estatuas, ídolos, reyes, etc) ya que tiene una concepción muy espiritual. No requieren de imágenes que representen a la divinidad. El rewue (rehue) no es una imagen a adorar, sino que es una escala cósmica que permite que el o la machi en trance, gracias a la fuerza de toda su comunidad, pueda dejar su cuerpo en tierra (nagmapu) y traspasar con su espíritu la dimensión espacio-tiempo (wenu mapu) para encontrarse con los espíritus de los ancestros a quienes pide y recibe consejos para enfrentar determinada situación que preocupa a la comunidad.

Por la semejanza de un espíritu superior y la falta de imágenes, fue fácil a los misioneros católicos y protestantes evangelizar (enseñar el evangelio de Cristo Jesús) al pueblo mapuche que aceptó una religión que parecía contener principios similares. No ocurrió así con los incas, cuya religión era completamente diferente a la mapuche.

Podemos ver que quienes abrazan la fe católica, protestante y otras similares, son profundamente religiosos y cumplidores de sus preceptos. Todo en la vida mapuche responde a dogmas de fe y su actuar es de gran profundidad religiosa. No puede existir el mapuche genuino que pueda ser ateo (que no crea en Dios). Todo mapuche que mantiene su cultura es intrínsecamente (desde lo más íntimo, profundo de su ser) religioso.

Lamentablemente la aculturación forzada por el Estado Chileno desde su dominio del territorio mapuche (wallmapu), ha provocado, entre otros malos efectos, la aparición de personas carentes de la necesaria religiosidad, que se agrava cuando éstas tienen condiciones de líderez y pretenden conducir los destinos de hermanos y hermanas mapuche. Es por ello, que desde la "Pacificación" definitiva (1883) dichos dirigentes no han tenido la misma fuerza de los antiguos líderes que representaban a un pueblo unido por una sola e inquebrantable fe.

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